Esta mañana hablando con un entrenador con los que colaboro, le recomendaba que se tomara unas jornadas de desconexión total hasta días antes de volver a la tarea deportiva el próximo enero. Me contestaba que para él era imposible hacer eso, que su cabeza no dejaba de pensar buscando soluciones y que sería fácil para sus jugadores al parar la actividad física. En esa conversación rápida le insistí en que es posible y puede hacerlo, aunque no me detuve en la explicación del porqué y el cómo desarrollarlo.
La frase “concentración relajada”, copiada de “El juego interior del tenis” de Timothy Gallwey, la utilizo muy a menudo con mis deportistas con objeto de ir encontrando los hábitos necesarios para llegar a la competición con la mínima aportación mental, de manera que llegar concentrado a la misma no sea un esfuerzo sino más bien una consecuencia de mi entrenamiento mental, de mis hábitos y de mis herramientas para ello. Técnicas como la meditación, la relajación corporal, el yoga y otras nos permiten ese estado de fluidez al que sumamos la visualización y la focalización como componentes fundamentales de la atención.
¿Qué tiene que ver entonces el periodo de descanso con la competición? Muy fácil, porque todo lo descrito para los deportistas en el párrafo anterior se logra con momentos propios de introspección donde las experiencias positivas y las buenas sensaciones van alcanzando su culmen para propiciar un alto rendimiento. La creatividad surge de esos momentos y es por ello que en estos periodos de vacaciones donde el entrenador quiere pensar, pensar y pensar encontrando soluciones, es cuando precisamente hay que buscar que el cerebro permanezca quieto para que surja esa creatividad, aparezcan nuevas ideas, y en muchos casos posibles alternativas. No se buscan y encuentran, aparecen solas porque la mente está en reposo y permite la fluidez de aquellas situaciones que en otros momentos nos han dado rédito positivo.
Siempre recomiendo dos tipos de acciones:
a) Hacer actividades que nos hagan felices puntualmente y que no realicemos con frecuencia, como pasear, contemplar el campo o el mar, darse un capricho culinario o estar sin hacer absolutamente nada en el sofá de casa.
b) Posibilitar un encuentro, una llamada o una visita con algún ser querido, familiar o amigo, con el que hace tiempo no puedes pasar un rato recordando viejos momentos y sentirte así en plenitud de experiencias positivas.
Tanto unas como otras permitirán al deportista, entrenador o discípulo, conectar consigo mismo, con su propia esencia y valores, con las cosas que les hacen estar felices y lograr poner atención en uno mismo y no en situaciones externas que nos empeñamos en controlar constantemente.
Siente esto que te digo y sinceramente dite a ti mismo que sí eres capaz de hacerlo. Son sólo unos cuantos días donde tu cuerpo se llenará de energía positiva, tu mente descansará y las acciones de mejora surgirán de tu enorme creatividad y de tu excelente desempeño. Caminarás de nuevo hacia tu mejor versión.
Descanso sí, y no solo físico; también, y más aún, mental.
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