Es la confesión que en su cortometraje hace Kobe Bryant al baloncesto, “Querido baloncesto, me enamoré de ti”.
Confieso no conocer este corto hasta el fatal desenlace que le ha costado la vida, y ahora puedo decir sin lugar a dudas que ha sido uno de los vídeos mas evocadores que he visto nunca.
Hay unas frases tremendas que trascienden mas allá de la vida del deportista, sobre todo conociendo su trayectoria y el legado que dejó tras su retirada del baloncesto profesional. Una serie de confesiones enlazadas unas con otras que manifiestan todo lo que hizo para dar a este deporte lo que entendía que tenía dentro. Era realmente su MISIÓN, “dí mi mente, mi cuerpo, mi espíritu y mi alma por ti”.
Durante 20 años de profesional lo vivió apasionadamente, llevando a cabo una exigencia de trabajo difícil de seguir e igualar: trabajando muy duro levantándose a las 5 de la mañana para que cuando llegaran sus compañeros ya haber realizado un entrenamiento completo, meter 400 puntos mínimos en cada entrenamiento de grupo, dieta extremadamente sana, entrenar movimientos de partido sin balón, hacer quedarse a compañeros tras los entrenos para practicar sus movimientos, hacer cambiar a Nike por milímetros unas zapatillas para mejorar su tiempo de reacción, etc.
Lo tuvo claro, su VISIÓN era llegar a ser como Michael Jordan y logró su bendición cuando este último declaró que Bryant había sido el único jugador en tener una ética de trabajo como la suya. Y además lo logro con un COMO, una forma de hacer las cosas que lo sacaban de forma especial del encorsamiento general de las estrellas americanas de la NBA. Cuentan que era cercano a sus compañeros, que en base a ello les exigía, como un gran líder, y ayudaba en la mejoría a la vez de todos, como confirma nuestro gran Pau Gasol.
Tuvo un PROPÓSITO desde pequeño, aunque en Italia, país nativo de su padre, se reían de él cuando decía que sería una estrella de la NBA, y lo consiguió. Además lo hizo llevando adelante una vida personal en crecimiento paralelo a la profesional, creando una familia y formándose como una persona culta e interesada por la sociedad en la que vivía.
Y con todo lo anterior fué preparándose para el adiós, despidiéndose poco a poco sabiendo que le llegaba el fin, con un desapego para el que fué cultivándose en sus últimos años, incluso declarando que no querría volver atrás para cambiar nada porque todo lo vivió intensa y maravillosamente.
“ Tú me llamaste y lo dí todo por ti. Estoy listo para dejarte ir. 5, 4, 3, 2, 1 … “
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